ISLA BARU

 


Isla Baru

Lo que muchos desconocen, es que el encanto de algunas playas no sólo está presente durante el día. Al caer la noche, en una de las playas más paradisíacas del Caribe, ubicada a escasos 45 minutos de Cartagena, comienza todo un espectáculo de ‘fuegos artificiales’ debajo del mar. Sí, debajo del mar.

Los encargados de dar la función son microorganismos que van a la deriva del mar y son conocidos como plancton luminoso, los cuales destellan luz ante los movimientos.

El tour del plancton luminoso se viene ofreciendo en Playa Blanca desde hace aproximadamente cuatro años, y es impulsado principalmente por nativos de Barú, quienes vieron en esta maravilla natural un nuevo atractivo para el turismo.

“A donde vamos a ir se llama la ciénaga de Portonaito. Las condiciones del lugar hacen que vean con mucha claridad; tiene una sola entrada en donde las corrientes son muy fuertes y empujan el plancton para adentro. Está rodeado por manglares que producen más oxigeno que ningún otro árbol; la profundidad máxima está entre los dos y los tres metros, y la temperatura del agua está entre los 27 y 30 grados centígrados. Todas esas condiciones hacen que veamos tanta cantidad de plancton”, explica Rodrigo Misdraqui, instructor de buceo de Afronautica Cartagena, única empresa que ofrece este tour saliendo desde Cartagena y regresando el mismo día, a más tardar, a las 9 de la noche.

La aventura comienza alrededor de las 7 p.m., cuando zarpa una embarcación desde la orilla de la playa con destino a Laguna Encantada (como también es conocida la ciénaga), un lugar maravilloso, con mucho plancton y rodeado de manglar, que por sus condiciones hace parte de los pocos espacios que permiten al ser humano contemplar el plancton luminoso.

Allí llegan varias embarcaciones, con una capacidad máxima de 15 turistas en cada una, todos, con la expectativa de darse un baño en un mar de luz. Al llegar al lugar parece que no pasa nada, las aguas permanecen oscuras y lo único que ilumina es la luna. Pero todo cambia en unos minutos, cuando los lancheros avisan que es el momento.

Ingreso al mar y, como por arte de magia, brotan unos destellos de luces azules alrededor de mi cuerpo. Los lancheros, quienes además son guías, me dan instrucciones de cómo “activar” la luz del plancton, por lo que comienzo a mover fuertemente mis manos formando un círculo alrededor de mi cuerpo que deja a su paso grandes líneas de luz.

Ojalá que las palabras lograran expresar toda la belleza del momento. Entre más me movía, más luz salía y, al sacar los brazos del agua, podía ver unas gotas brillantes rodando por mi piel. Era sólo un instante, pero lo suficientemente encantador para quedarme como una niña jugando a meter y sacar los brazos del agua una y otra vez.

Entre más oscuro se ponía, más mágico se veía. Cada persona estaba rodeada por un círculo de luz que seguía sus movimientos y que desaparecía ante la quietud.

¿Por qué se da este fenómeno en la isla Baruc de Cartagena ?

Como lo mencioné al iniciar, el plancton es un microorganismo que va al vaivén de las olas. “Hay fitoplancton, que son plantas microscópicas que están en zonas donde alcanza a penetrar el sol, y hay zooplancton, que son animales pequeños que no requieren del sol para poder vivir”, dice Luis Fernando Sánchez Rubio, biólogo marino y director de la fundación Planeta Azul Caribe.

Estos son distintos tipos de plancton, sin embargo, del que se habla en esta ocasión es del luminoso. Y aunque suele confundirse con un alga o cualquier otra cosa que se pueda tocar, son totalmente imperceptibles, salvo cuando tienen la característica de generar luz.

“No todos estos organismos generan iluminación, solamente algunos. Esto se debe a una reacción química que se transforma en lumínica, es decir, es una respuesta bioquímica que presentan porque quieren llamar la atención sobre una posible alerta. Otros la usan como carnada para comerse a otros organismos, al tiempo que otros lo hacen para conseguir pareja”, manifiesta Sánchez Rubio.

Aunque el plancton está presente en gran parte del océano, y la bioluminiscencia es una característica de muchos animales del mar, son pocos los lugares en el mundo que, a conocimiento del ser humano, brindan todas las condiciones para que las personas puedan darse un baño en un mar de estrellas.

Barú hace parte de este selecto grupo de playas y lagunas alrededor del mundo donde se puede contemplar esta maravilla. Entre los otros lugares famosos se encuentran: Manialtepec en Oaxaca, México; Isla Vaadhoo en Maldivas; Laguna Grande en Fajardo, Puerto Rico; Bahía Mosquito en la Isla Vieques, Puerto Rico; Koh Rong, Camboya; Laguna Luminosa de Falmouth,


























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